Cerrar ciclos

Un ciclo es un momento vivido en el que experimentamos emociones agradables y desagradables, el cual se ha iniciado pero no ha concluido. Puede darse con una situación o persona.

Cada día se están abriendo y cerrando varios ciclos sin ser conscientes de ello. Al llevar un ritmo de vida acelerado, podemos estar postergándolo, pero son muchos otros los motivos que entran en juego y dificultan el proceso de cierre, el miedo al dolor y el apego son algunos de ellos.

Para que esto suceda es necesario: mirar nuestro pasado y observar cómo se inició y qué es lo que ocurrió; no juzgar la situación para evitar quedarnos atrapados en el porqué; perdonarnos a nosotr@s mism@s y perdonar a la otra persona; por último aceptar la situación tal y como ha sido.

Un ejemplo sería: algo que me quedó por decir a un amigo. En ese caso, si tengo manera de comunicarme con esta persona, establecería la forma de decirle aquello que me quedó por expresar. Podría decirle por escrito o tal vez tuviera oportunidad de tener un encuentro directo con él. En el caso de asuntos inconclusos con personas fallecidas, se podría escribir una carta y luego, para no apegarte a eso, quemarla.

Es importante revisar los objetos que acumulamos y nos mantienen anclad@s en el pasado y los cuales nos están generando dolor. Lo mismo podemos hacer con nuestras relaciones. De alguna manera acumulamos personas que nos dañan o no nos están aportando y nos estamos impidiendo la posibilidad de avanzar.

Te invito a que hagas una lista de todos esos asuntos que te quedaron por cerrar y medites sobre ello. Se trata de dejar ir con amor y extraer el aprendizaje de cada situación. Nuestra mochila emocional irá cada vez más ligera y dará cabida a nuevas experiencias.